La literatura es un museo cerrado a cal y canto

En Solenoide (2015), por Mircea Cărtărescu
La literatura es un museo cerrado a cal y canto, el museo de las puertas ilusorias. [...] La literatura es una máquina de crear, en primer lugar, beatitud, y luego decepción. Después de leer decenas de miles de libros, no puedes evitar preguntarte: ¿dónde ha estado mi vida durante todo este tiempo? Has engullido un revoltijo de vidas ajenas que tienen una dimensión menos que el mundo en el que existes, por muy sorprendentes tours de forcé artísticos que sean. Has visto los colores de otros y has sentido la aspereza y la dulzura y la posibilidad y la exasperación de otras conciencias, que han eclipsado y han arrastrado a la sombra a tus propias sensaciones. Y si al menos hubieras penetrado en el espacio táctil de otros seres como tú, pero se han limitado a hacerte girar entre los dedos de la literatura. Te han prometido siempre, con mil voces, la evasión, y a cambio te han robado incluso la bruma de realidad que te queda. Como escritor, te irrealizas con cada libro que escribes. Siempre quieres escribir sobre tu vida y siempre escribes solo sobre literatura. Es una maldición, una Fata Morgana, una forma de falsificar el simple hecho de vivir, de ser verdadero en un mundo verdadero. Multiplicas mundos cuando tu propio mundo debería bastar para llenar millones de vidas. Con cada página que escribes aumenta sobre ti la presión del gigantesco edificio literario, que obliga a tu mano a realizar movimientos que no querrías hacer, una presión que te constriñe a permanecer en el plano de la página cuando tú querrías tal vez atravesar el papel y escribir perpendicular sobre su superficie, del mismo modo que el pintor está obligado a utilizar los colores y el músico los sonidos y el escultor los volúmenes hasta el infinito, hasta sentir asco y odio, y todo ello porque no podemos imaginar que también podría ser de otra forma. ¿Cómo salir de tu propio cráneo pintando una puerta en la superficie interior, lisa y amarillenta, del hueso de la frente? Tu desesperación es la del que vive solo en dos dimensiones y está encerrado en un cuadrado en el centro de una hoja sin límites. ¿Cómo huir de esa cárcel terrorífica?